José Antonio Martínez (Cabezo de Torres, 1975) lleva trabajando en la hostelería desde que a los 14 años comenzó como camarero en El Ranga. Veintiséis años después, trabaja junto a su mujer en El Pozo y compite como cortador profesional de jamón en concursos de toda España.
José Antonio tenía previsto participar anoche en el III Concurso Nacional de Cortadores de Jamón en Punta Umbría (Huelva), donde su mujer, Olga Benavides (Librilla, 1977), también fue una de las concursantes. Esta es la primera vez en España que compite entre sí un matrimonio y que, además, trabaja para la misma empresa.
-¿Cómo han llevado el hecho de competir entre ustedes?
-Es un cachondeo... un 'show'. Pero lo llevamos bien, yo soy como su maestro. Esta semana le traje un jamón a casa y le estuve enseñando los cuatro trucos más efectivos para cortar; por ejemplo, a controlar los tiempos... Además, todos nos animaban. Nuestros hijos siempre dicen que estaría bien que ella me ganase; sería como el alumno que supera al maestro.
-¿Le molestaría si alguna vez eso ocurriera?
-No, más bien me lo tomaría a risa. Pero para mí sería un orgullo, sería como esa escena de Karate Kid en la que al maestro se le saltan las lágrimas cuando el protagonista gana la competición. Me daría mucha felicidad. Sería lo más grande.
-¿Alguna vez pensó que llegaría a cortar jamón profesionalmente?
-Nunca me lo imaginé. Yo llevo toda la vida en la hostelería y un día el dueño de El Pozo llegó y me tiró de las orejas porque había cortado mal el jamón. Yo estaba acostumbrado a hacerlo en los bares, de cualquier manera... Así que decidí aprender. Me he gastado un dineral en cursos de formación. Empecé a investigar por internet y al final acabé metido en el mundo de la competición. Mi primer concurso fue en 2013 y salí con el cuchillo de plata. Fue todo un orgullo.
-¿Y su mujer?
-Tampoco. Ella empezó acompañándome en las competiciones como mi ayudante. Además, también empezó a cortar en los eventos a los que asistimos, en bodas, celebraciones... y al final han acabado por llamarla a ella también. Al principio estaba previsto que participara otra cortadora, pero no podía venir, así que la llamaron. Es todo un honor, solo participamos los mejores de toda España.
-¿Cómo se entrena un cortador de jamón?
-La clave es cortar diariamente, o al menos todos los fines de semana. El problema es que nosotros trabajamos en El Pozo pero no nos dedicamos a cortar. Yo estoy en los secadores y ella trabaja en el despiece, así que solo podemos cortar jamón cuando asistimos a eventos. A veces nos envían jamones a casa y así podemos ensayar. Pero esta semana no hemos tenido nada, así que hemos tenido que comprar uno para poder practicar. Por las redes sociales nos decían que ahora tendríamos que practicar en habitaciones distintas, para no ver cómo lo hace el otro; ha sido un cachondeo.
-Para usted, ¿cómo tendría que ser la loncha perfecta?
-Debe tener el tamaño de una tarjeta de crédito de ancho, o incluso algo más pequeña, y tiene que ser tan fina que cuando pases el cuchillo por debajo para cortarla se llegue a transparentar el metal de la hoja.
-¿Cuál ha sido su competición más especial?
-Una que se hizo en Huelva, en el pueblo Corteconcepción. Fue la primera vez que gané el cuchillo de oro, el puesto más alto, y vinieron mis padres a verme. De la emoción me dio por llorar y todo. Fue muy emocionante. Otras veces, cuando me vuelvo a casa sin ningún título, me pasa todo lo contrario, me cabreo; no tengo buen perder.
Fuente: laverdad.es